En busca de una solución y sin tener muchos motivos, con el único deseo de experimentar nuevas cosas fui cayendo en un vacío, un tipo de enajenación total y un comportamiento autodestructivo. ¿Culpables? No los hay, simplemente fue un impulso, una manera de sentirme indestructible y con el falso sentimiento de que yo era capaz de controlarlo, pero me equivoque como tantas otras personas también lo hicieron, creí que solo era una aventura pasajera.
Pero como todos me confundí y de que manera tan estúpida. Lo que empezó como una travesura de fin de semana, fue convirtiéndose en un hábito y como todo hábito, una necesidad, algo incontrolable que pasó a ser parte de mi vida. Mi cuerpo lo pedía y yo ya no era yo, simplemente era algo indeseable con el constante deseo de mejorar pero con la continua necedad de engañarme. Nunca mi vida fue dura ni tuve episodios dolorosos o traumáticos, como se suele excusar a los que padecemos de este mal, era un convencimiento de tratar de manejar las cosas, cuando era todo lo contrario.
martes, 29 de septiembre de 2009
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