¡Asombroso! Que gran experiencia leer este texto del autor guatemalteco Rafael Arévalo, me sorprende su enriquecido vocabulario. Al principio cuesta mucho agarrarle el hilo al texto, pero unos dos párrafos más y se entendía. Uno se pone a pensar, el tipo ha de haber estado en drogas para escribir textos como ese. El texto está llenísimio de métaforas, vocabulario rebuscado, exageración, surrealismo, en fin. Lo bueno es que nos transmite un mensaje y nos lleva a volar con la imaginación de una manera peculiar. Pareciera que el autor no es chapín, ya que no se encuentran chapinismos en el texto.
El autor era un poeta de gran trayectoria, lleno de experiencia y sed de escribir buenos relatos para deleitar la lectura de los interesados. La manera que combina las palabras, busca sinónimos para oraciones enteras y evita la repetición para no aburrir, es impresionante. Quedan ganas de volver a leer y más si el autor es nacional. ¡Qué orgullo que Guatemala posee gente intelectual con mucha inteligencia y ganas de triunfar!
Sin duda alguna, el texto fue hecho para personas fanáticas de la lectura o poesía, ya que no cualquier persona puede leer sus obras, es más claro que las pueden leer, pero les costará entenderlas el 100%. ¡Un autor muy recomendado!
martes, 12 de agosto de 2008
el hombre que parecía un caballo
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