miércoles, 14 de abril de 2010

poca ética

Al leer las columnas de opinión, las noticias en los periódicos y estaciones de radio independientes, se puede decir con mucha seguridad la poca ética que se irradia. La señora Sandra de Colom ha sido atacada por medios de comunicación por anomalías en los programas ¨Mi familia progresa¨ y ¨Cohesión Social¨. Así mismo se le ha citado para que aclare los malentendidos, sin embargo, la primera dama se ha reservado a dar declaraciones. Esto no ha privado a periodistas a atacarla en los diarios de manera indirecta, e incluso directa. Como comunicadores, es un valor la ética que se debe de impregnar en el papel. Es una obligación guardar el respeto y la moral que conlleva a una ética para comunicar información de interés.

Es importante recalcar como algunos locutores de radio se han tomado la tarea de atacarla y de paso atacan al presidente Álvaro Colom. Pero no se queda en los ataques de parte de los medios, la señora del Presidente debería de mejorar su relación con personas encargadas de darla conocer al pueblo. Esforzarse para no dar de que hablar. Era de esperarse que desde la primera semana que Álvaro Colom se hizo presidente, la señora aparezca en los tabloides. El presidente tiene que reconocer el gran papel de su esposa en su campaña electoral y en su gobierno; ya sea este papel malo o bueno. Sólo queda esperar que esta relación entre los medios de comunicación y la señora del Presidente mejore. No olvidar la ética que los hace seres humanos dignos de una profesión privilegiada, ya que son reconocidos por miles de personas.

lunes, 12 de abril de 2010

RESUMEN: DEFENSA DE LA UTOPÍA Tomás Eloy Martínez

En América Latina nació lo que se conoce como ¨nuevo periodismo¨o ¨periodismo literario¨ y el punto de partido del moderno periodismo cultural. Todo comienza con Gabriel García Márquez quien pertenecía a la revista semanal ¨Momento¨. En aquella época, fueron naciendo crónicas enfrentadas a la democracia que se enfrentaba América Latina. Sin embargo, antes de esto, el terreno había sido cosechado por escritores como José Marté, Rubén Dario, Manuel Gutiérrez, etc.

Todos los grandes escritores de América Latina fueron alguna vez periodistas. Y a la inversa: casi todos los grandes periodistas se convirtieron, en grandes escritores. Esa mutua fecundación fue posible porque, para los escritores verdaderos, el periodismo nunca fue un mero modo de ganarse la vida sino un recurso providencial para ganar la vida. En cada una de sus crónicas, aún en aquellas que nacieron bajo el apremio de las horas de cierre, los maestros de la literatura latinoamericana comprometieron el propio ser tan a fondo como en el más decisivo de sus libros. Sabían que, si traicionaban a la palabra hasta en el más anónimo de los boletines de prensa, estaban traicionando lo mejor de sí mismos. El compromiso con la palabra es a tiempo completo, a vida completa. Puede que un periodista convencional no lo piense así, pero un periodista verdadero no tiene otra que pensar de esa manera.

El periodismo no es algo que uno se pone encima a la hora de ir al trabajo. Es algo que duerme con los periodistas, que respira y ama con las mismas vísceras y los mismos sentimientos.

Algunos periodistas pensaron que debían callar los errores de la democracia debido a la sombra de las dictaduras militares y señalar los tropiezos de algo por lo que tanto se había luchado y que era tan fresco aún, equivalía a una traición. Para cuidar la democracia, se pensaba, era preciso disimular los pasos en falso de la democracia. Y sin embargo, nada es menos democrático que callar. Si el periodista se convierte en cómplice con el Poder, si se vuelve amigo de la mentira y de la injusticia, no sólo está traicionándose a sí mismo. Traiciona, sobre todo, la fe que el lector ha puesto en él.

El periodista se ve obligado a pensar todo el tiempo en su lector, a conocer lo que el lector busca y así responder las preguntas del mismo. En el periodismo verdadero existe una alianza de fidelidades: fidelidad a la propia conciencia, fidelidad al lector y fidelidad a la verdad. El lector siempre es un factor mucho más activo y exigente de lo que algunos empresarios suelen suponer. El lector se convierte en un público tan difícil y crítico que no basta con alimentarlo a base de escándalo. Lo que el lector necesita es saciar su sed con investigaciones reales que respalden la verdad cruda. Con esto, se incluye la narración de cada hecho dentro de su contexto y de paso, sus antecedentes.

Los tiempos difíciles se explican como aquellos en que la misma persona se formula las preguntas importantes y en que, para sobrevivir, necesita contestarlas lo antes posible.

La situación actual de América Latina se resume a que mientras más afuera de la historia se piensa que están, más adentro se encuentran. Para periodistas e intelectuales el papel primordial hoy en día es el de testigos. Testigos privilegiados. En pocas palabras, los sismógrafos de un temblor cuya fuerza viene de los pueblos. Como último, se debe reclamar un mundo único. Con ayuda de las palabras y letras se puede ayudar a crearlo.